El objetivo de estos métodos es la localización e identificación de las sustancias químicas constituyentes de las células, para lo cual hay dos líneas de investigación:
· Obtención de fracciones subcelulares y su posterior análisis bioquímico,
· Determinación de diferentes compuestos químicos en el interior de la célula.
Técnica citoquímica
Las células y los tejidos están constituidas por proteínas, carbohidratos y otros componentes, los cuales se encuentran formando parte de las estructura de los mismos.
Estas sustancias son químicamente activas, es decir, que en determinadas condiciones es posible hacerlas reaccionar con otros compuestos.
Esta capacidad de reacción es el principio en que se basan las técnicas citoquímicas e histoquímicas para la demostración, en las células y en los tejidos, de un compuesto o sustancia, o para la determinar la actividad de una enzima, o complejos enzimáticos celulares e hísticos.
El producto de estas reacciones son compuestos coloreados visibles al micros-copio óptico, o de alta densidad para su visualización al microscopio electrónico; por ejemplo, la demostración de lípidos acumulados intracelularmente en algunas patologías, o la demostración de lípidos que forman parte de estructuras celulares, se puede llevar a efecto mediante diversas técnicas con substancias que reaccionan con las grasas; uno de estos es el tetraóxido de osmio, que reacciona con los lípidos no saturados, y da un compuesto de color negro que puede distinguirse tanto al microscopio óptico como al microscopio electrónico debido a su alta densidad.
En otras ocasiones, es posible, mediante esta técnica, demostrar la presencia o ausencia de un orgánulo celular. Las células objeto de estudio se ponen en contacto con sustratos específicos que reaccionarán con los componentes químicos de un orgánulo dado, así dando coloración al M/O.
Estas técnicas brindan una información de la composición química celular, así como de sus elementos estructurales y su localización.
Técnica inmunocitoquímica
Determinadas células de organismos superiores tienen la capacidad de responder ante sustancias extrañas, antígenos, sintetizando otros compuestos llamados anticuerpos.
La técnica inmunocitoquímica se basa en el reconocimiento del antígeno por un anticuerpo que previamente se ha conjugado con un fluorocromo, una enzima o un coloide de un metal pesado (por ejemplo el oro).
Al conjugarse con estos compuestos, los anticuerpos pueden reconocer en el tejido o en la célula, los componentes antigénicos contra los cual fueron desarrollados, poniendo así de manifiesto la localización o presencia de aquellas estructuras objetos del estudio, mediante reacciones químicas o a través de microscopios especializados (microscopios de fluorescencia y electrónico). Si se emplea un microscopio de fluorescencia, el marcador será un fluorocromos, los cuales emiten fluorescencia al ser excitados por la luz ultravioleta; si la reacción antígeno-anticuerpo se evidencia mediante una enzima se hace necesario el empleo del sustrato de la misma, además de una sustancia que proporcione un color determinado o un precipitado que pueda ser distinguido en un microscopio óptico de campo brillante o con una técnica adecuada al microscopio electrónico.
· Obtención de fracciones subcelulares y su posterior análisis bioquímico,
· Determinación de diferentes compuestos químicos en el interior de la célula.
Técnica citoquímica
Las células y los tejidos están constituidas por proteínas, carbohidratos y otros componentes, los cuales se encuentran formando parte de las estructura de los mismos.
Estas sustancias son químicamente activas, es decir, que en determinadas condiciones es posible hacerlas reaccionar con otros compuestos.
Esta capacidad de reacción es el principio en que se basan las técnicas citoquímicas e histoquímicas para la demostración, en las células y en los tejidos, de un compuesto o sustancia, o para la determinar la actividad de una enzima, o complejos enzimáticos celulares e hísticos.
El producto de estas reacciones son compuestos coloreados visibles al micros-copio óptico, o de alta densidad para su visualización al microscopio electrónico; por ejemplo, la demostración de lípidos acumulados intracelularmente en algunas patologías, o la demostración de lípidos que forman parte de estructuras celulares, se puede llevar a efecto mediante diversas técnicas con substancias que reaccionan con las grasas; uno de estos es el tetraóxido de osmio, que reacciona con los lípidos no saturados, y da un compuesto de color negro que puede distinguirse tanto al microscopio óptico como al microscopio electrónico debido a su alta densidad.
En otras ocasiones, es posible, mediante esta técnica, demostrar la presencia o ausencia de un orgánulo celular. Las células objeto de estudio se ponen en contacto con sustratos específicos que reaccionarán con los componentes químicos de un orgánulo dado, así dando coloración al M/O.
Estas técnicas brindan una información de la composición química celular, así como de sus elementos estructurales y su localización.
Técnica inmunocitoquímica
Determinadas células de organismos superiores tienen la capacidad de responder ante sustancias extrañas, antígenos, sintetizando otros compuestos llamados anticuerpos.
La técnica inmunocitoquímica se basa en el reconocimiento del antígeno por un anticuerpo que previamente se ha conjugado con un fluorocromo, una enzima o un coloide de un metal pesado (por ejemplo el oro).
Al conjugarse con estos compuestos, los anticuerpos pueden reconocer en el tejido o en la célula, los componentes antigénicos contra los cual fueron desarrollados, poniendo así de manifiesto la localización o presencia de aquellas estructuras objetos del estudio, mediante reacciones químicas o a través de microscopios especializados (microscopios de fluorescencia y electrónico). Si se emplea un microscopio de fluorescencia, el marcador será un fluorocromos, los cuales emiten fluorescencia al ser excitados por la luz ultravioleta; si la reacción antígeno-anticuerpo se evidencia mediante una enzima se hace necesario el empleo del sustrato de la misma, además de una sustancia que proporcione un color determinado o un precipitado que pueda ser distinguido en un microscopio óptico de campo brillante o con una técnica adecuada al microscopio electrónico.