Las diferentes moléculas localizadas en los distintos compartimientos de las células eucariotas pueden analizarse con la ayuda de las técnicas de fraccionamiento celular, que permiten disgregar los diferentes orgánulos celulares, conservando la integridad de los mismos y la funcionalidad de sus macromoléculas. El fraccionamiento celular se logra sometiendo las células a procedimientos como vibraciones de alta intensidad o ruptura mecánica en aparatos denominados homogeinizadores. Si se procede cuidadosamente, se rompen la membrana plasmática y el retículo endoplásmico (cuyos fragmentos se reagrupan formando pequeñas vesículas o microsomas), pero quedan intactos los núcleos, las mitocondrias, los aparatos de Golgi, los lisosomas y diferentes vesículas.
Todos estos componentes pueden separarse en distintas fracciones mediante centrifugación diferencial o bien mediante centrifugación en una solución que presenta un gradiente de zonas de diferente concentración, de manera que cada porción celular sedimenta en la zona en la cual la densidad del medio es similar a la suya.
Cada una de las fracciones obtenidas conserva intactas sus propiedades fisicoquímicas y puede estudiarse por separado ya sea para analizar su aspecto al microscopio, su constitución bioquímica, etc. Si el material desea observarse con MET, los sedimentos (o "pellets") obtenidos por centrifugación se deshidratan y se incluyen en plástico en el mismo tubo en el que se centrifugaron, y luego se procesan como un taco común.
El análisis bioquímico de las moléculas puede realizarse, por ejemplo, separando entre sí las diferentes proteínas de una de las fracciones celulares, mediante técnicas como la cromatografía o la electroforesis, lo que permite investigar posteriormente la organización de cada proteína, así como la secuencia de aminoácidos que la constituyen.
La organización tridimensional de grandes moléculas que presentan una estructura de tipo cristalino (como ciertas proteínas o el ADN), puede ser deducida mediante el análisis de difracción de rayos X, que informa acerca de la posición de cada átomo en la molécula. El principio de funcionamiento de esta técnica se basa en enviar un angosto haz de rayos X a través de la muestra a analizar; al atravesar las moléculas el haz se divide y se separa, y luego es registrado por una película fotográfica ubicada por detrás de la muestra. Como no existen lentes capaces de enfocar longitudes de onda tan cortas como las de los rayos X, no se obtiene una imagen sino un "patrón de difracción" que debe ser analizado mediante cálculos matemáticos que proporcionan un modelo aproximado de la estructura molecular.
Todos estos componentes pueden separarse en distintas fracciones mediante centrifugación diferencial o bien mediante centrifugación en una solución que presenta un gradiente de zonas de diferente concentración, de manera que cada porción celular sedimenta en la zona en la cual la densidad del medio es similar a la suya.
Cada una de las fracciones obtenidas conserva intactas sus propiedades fisicoquímicas y puede estudiarse por separado ya sea para analizar su aspecto al microscopio, su constitución bioquímica, etc. Si el material desea observarse con MET, los sedimentos (o "pellets") obtenidos por centrifugación se deshidratan y se incluyen en plástico en el mismo tubo en el que se centrifugaron, y luego se procesan como un taco común.
El análisis bioquímico de las moléculas puede realizarse, por ejemplo, separando entre sí las diferentes proteínas de una de las fracciones celulares, mediante técnicas como la cromatografía o la electroforesis, lo que permite investigar posteriormente la organización de cada proteína, así como la secuencia de aminoácidos que la constituyen.
La organización tridimensional de grandes moléculas que presentan una estructura de tipo cristalino (como ciertas proteínas o el ADN), puede ser deducida mediante el análisis de difracción de rayos X, que informa acerca de la posición de cada átomo en la molécula. El principio de funcionamiento de esta técnica se basa en enviar un angosto haz de rayos X a través de la muestra a analizar; al atravesar las moléculas el haz se divide y se separa, y luego es registrado por una película fotográfica ubicada por detrás de la muestra. Como no existen lentes capaces de enfocar longitudes de onda tan cortas como las de los rayos X, no se obtiene una imagen sino un "patrón de difracción" que debe ser analizado mediante cálculos matemáticos que proporcionan un modelo aproximado de la estructura molecular.